Archivo mensual: abril 2017

22 de abril: Celebrar la diversidad…

Este sábado 22 de abril hemos ¿celebrado? el día de la Tierra. Los problemas socio-ambientales que están afectando la vida de nuestro planeta, nuestra casa Común, y la vida de millones de personas, nos colocan delante de un desafío fundamental que dificulta esta celebración: asumir cambios profundos en nuestra forma de vivir y en nuestro modelo económico.

Durante los meses de marzo y abril, la Campaña SI CUIDAS EL PLANETA, COMBATES LA POBREZA, desarrollada por la alianza Enlázate por la Justicia (Cáritas, Confer, Justicia y Paz, Manos Unidas y Redes (Red de Entidades para el Desarrollo Solidario)), ha venido poniendo el foco en el punto 4 de su Decálogo Verde, donde se lanza la invitación “Apreciarás la diversidad de nuestro mundo”.

Guacamayo rojo en la amazonia peruana, en peligro de extinción.

Porque lo propio de este mundo es la diversidad y la pluralidad. Ahí está también la riqueza de nuestra familia humana, una sola familia pero extraordinaria en las múltiples formas de entender la vida y de buscar caminos de convivencia. Esto también sucede con las otras formas de vida con las que compartimos esta Casa. La diversidad de especies, cada una con un valor en sí misma, es lo que permite la vida. Todo está conectado; por eso, preocuparnos en preservar y cuidar de la biodiversidad que nos rodea es defender las posibilidades y las condiciones de vida para todos.

¿Qué mejor manera de honrar a la Tierra en su día que exhortar a proteger la diversidad en el planeta ante el peligro de perderla?.

No se trata de falso alarmismo: según los informes de la ONU, actualmente se pierden del orden de 150 especies animales por día. Más allá de la frialdad de los datos, lo cierto es que las estadísticas nos hablan de una realidad evidente y de que muchas de las especies animales y vegetales desaparecen sin que hayamos llegado a conocerlas, con todo su caudal de información y conocimiento que ya no será posible aprender.

Como se señala en la encíclica Laudato Sí´, «la inmensa mayoría se extinguen por razones que tienen que ver con alguna acción humana. Por nuestra causa, miles de especies (…), no podrán comunicarnos su propio mensaje. No tenemos derecho» (LS 33).

MIRAR MÁS ALLÁ DE LO INMEDIATO

En un mundo en el que estamos habituados a disponer de casi todo de forma ilimitada y fácil, de obtener recursos o beneficios tanto particulares como públicos de manera inmediata, este principio del Decálogo Verde nos interpela sobre el poco interés que mostramos acerca de cuáles son los efectos de esos hábitos sobre otros o en el futuro del planeta. De ahí la urgencia de entender que el cuidado de los ecosistemas supone mirar más allá de lo inmediato y que, cuando solo se busca un rédito económico rápido y fácil, a nadie le interesa realmente su preservación (LS 36).

EFECTOS GLOBALES DE LA ACCIÓN LOCAL

Aparte del impacto medioambiental que se está produciendo sobre los grandes ecosistemas terrestres, como pueden ser el deterioro de los grandes bosques tropicales o el retroceso de los hielos polares, la Campaña pone también el foco en sucesos que tiene lugar muy cerca de nosotros, como la reducción alarmante de la población de los gorriones o de las abejas, o la progresiva degradación de ecosistemas agrícolas como la Vega de Granada, las huertas murciana y valenciana, que desaparecen ante nuestra indiferencia y hasta con nuestra participación. Estos cambios tienen consecuencias que van más allá del daño aparente, ya que afectan a los espacios, a las personas y a los seres vivos, a la sostenibilidad global del planeta, que se traduce, por ejemplo, en el desplazamiento obligado de seres humanos de sus lugares de origen por la desaparición de sus medios de vida ancestrales y sus fuentes de recursos.

Es importante tomar conciencia de la cuota de responsabilidad que tenemos en este proceso y no seguir descargándola únicamente en las decisiones de los responsables públicos o de los grandes directivos de empresas. Nuestras opciones como ciudadanos y nuestras acciones o hábitos cotidianos también tienen consecuencia, debido al «misterio de las múltiples relaciones que existen entre las cosas» (LS 20). Conviene no olvidar que está en nuestras manos corregir o cambiar el rumbo de las cosas y fortalecer nuestra conciencia como reservorio de esperanza a través de la coherencia personal.

VOCES QUE CLAMAN

Entre los materiales editados para difundir el contenido del Punto 4 del Decálogo Verde, se incluye el testimonio de César Tánguila, representante del pueblo Kichwa de Ecuador, quien reclama que cesen los «saqueos de nuestra Amazonía».

“A nosotros –explica— nos duele que nuestra identidad se esté perdiendo, nos perjudica la petrolera, la minería, la maderera y otros asuntos más de los jóvenes, en los que nuestra cultura también está involucrada. Toda esta identidad se pierde, esta manera se pierde”.

Para este indígena de la Amazonía, “debemos luchar entre todos, entre todos hacemos pueblo, sin la unión no hay fuerza, por eso cada uno de nosotros, pensemos, razonemos, pongamos la mano en el pecho para defender nuestro medio ambiente sin contaminación, porque hasta el momento unos pocos tenemos los recursos sanos y otras partes de las comunidades son afectadas y solo queda la miseria”.

“Ya no más saqueos de nuestra Amazonía”, añade César. “Nuestros antepasados, ellos no fallaban, eran los antropólogos, los científicos, los astrólogos, desde la naturaleza nos enseñaban a vivir, a saludar, a compartir, a vivir la cultura, la cosmovisión y eso era la espiritualidad. Por eso es necesario valorar para que nuestra identidad no se pierda, para que estos valores fortalezcan nuestra vida, porque sin la cultura no hay vida”.

[Los materiales de la campaña están disponibles en www.enlazateporlajusticia.org]

 

Equipo sensibilización Enlázate por la Justicia

 “Si Cuidas el planeta, combates la pobreza”


Una lectura feminista en el día del libro

Ana Fernández Moya, Vocal de Género de la Coordinadora. Integrante del Grupo de Género de la Coordinadora.

“Reconocer nuestra propia invisibilidad significa encontrar el camino hacia la visibilidad” Mitsuye Yamada

Son muchas las mujeres que la Historia (esa Historia escrita con mayúsculas, la que a fuerza de opresión y dominio escriben los hombres con el aplomo y la seguridad que les da el saberse dentro de un sistema que les premia y recompensa a ellos, al tiempo que las excluye y niega a ellas) ha invisibilizado a lo largo del tiempo. Estas mujeres han sido apartadas (antes y ahora, aquí y allí) del discurso dominante en prácticamente (si no todos) los sectores de la sociedad.

Son mujeres que, en el mejor de los casos, han pasado al discurso oficial; casi siempre entre paréntesis, como excepciones al gran elenco de nombres masculinos que dominaba y domina todas las hojas de los libros de Historia. Y, el mundo de la literatura, no permanece (por desgracia) ajeno a este status quo. La literatura, uno de los pilares que conforman el patrimonio cultural, tan importante para el progreso y el avance de sociedades avanzadas, ha relegado (y sigue haciéndolo) a las mujeres a los márgenes.

Para aquellas personas incrédulas, propongo un experimento. Vayamos a cualquier clase de cualquier colegio y preguntemos al alumnado de 14 años en adelante nombres de escritores estudiados en sus libros de texto de literatura.  Acto seguido, formulemos la misma pregunta, pero esta vez con escritoras. Compartamos los resultados obtenidos y preguntémonos el porqué de dicha realidad. ¿Acaso no existen, no hay?

Partiendo del hecho inequívoco de que haberlas haylas, cabe preguntarse por qué su número es inferior al de los hombres y por qué las que hay no pasan al relato oficial, al relato normalizado.

En el primer caso, podemos decir que las oportunidades que han tenido las mujeres nunca han estado en igualdad de condiciones con respecto a las de los hombres. Los roles asignados a cada sexo a lo largo de la Historia han hecho que se vinculara a las mujeres con el espacio privado, doméstico (hogar y cuidados), y los hombres, al espacio público, es decir, al que aporta reconocimiento social. Asimismo, el hecho de poder dedicarse al mundo de las letras, hace que previamente las mujeres hayan podido tener acceso a una educación; algo que puede suponer una obviedad no lo es tanto para miles y miles de niñas que incluso hoy día, en muchas zonas del mundo, se ven privadas de dicho derecho simplemente por ser niñas. Niñas que, en muchos países actualmente, ven que no pueden continuar sus estudios porque se ven sometidas a matrimonios forzados, a embarazos precoces, al cuidado de sus familiares o a las decisiones de unos padres que prefieren priorizar la educación de los miembros varones, dentro de un largo etcétera. Reflexionar sobre todo ello es uno de los eslabones necesarios si queremos coeducar para crecer en igualdad.

En el segundo caso, cabe preguntarse cómo es posible que habiendo mujeres sobresalientes en absolutamente todos los campos del saber y, en concreto en este caso de la literatura, no pasen a formar parte del discurso oficial, de la Historia que las conoce y reconoce como grandes aportadoras al bien público que es la cultura. Aquí cabría preguntarse quién escribe esa Historia, esos renglones firmes que dejan como legado del patrimonio cultural solo y exclusivamente a los hombres. Las mujeres, si acaso, bajo algún pseudónimo y siempre en los márgenes.

Todo este descrédito y no reconocimiento de los aportes que las mujeres han hecho a todos los campos del saber, y en este caso particular a la literatura, no es otra cosa que violencia simbólica, violencia institucional de género. Las consecuencias de esta violencia, en el campo literario, son múltiples, pero una de las más importantes podríamos decir que es la ausencia de referentes femeninos. Parafraseando la mítica cita «Lo que no se nombra no existe”, podríamos decir que “lo que no se narra no existe”.

Pizan

Christine de Pizan

Para finalizar quería homenajear en este Día del Libro a Christine de Pizan, la que es considerada como la primera escritora profesional de la historia, además de filósofa y poeta humanista de finales del S.XIV y principios del XV.

Suya es la obra “La ciudad de las damas”, considerada como precursora del feminismo contemporáneo. Se trata de un texto a favor de la mujer, así como una crítica a la misoginia que dominaba la época. A través de una colección de historias de heroínas del pasado conforma una genealogía femenina. En el libro crea una ciudad donde las mujeres son consideradas ciudadanas, tienen sus espacios y toman sus decisiones.

Siglos más tarde, Simon de Beauvoir se referiría a ella con las siguientes palabras: «la primera vez que vemos a una mujer tomar su pluma en defensa de su sexo»

En este Día del Libro, reflexionemos sobre este gran legado invisibilizado por la Historia en mayúsculas y animémonos a leer en los márgenes, a leer en esa historia en minúsculas (pero no por ello menos importante) para así revertir tendencias y que puedan ser conocidas y reconocidas como merecen. Sin ellas, la historia no está completa. Sin ellas, nos falta la otra mitad del relato.


El wallapop de Mariano

El wallapop de Mariano

No uso Wallapop, pero, como la mayoría de quienes estéis leyendo esta primera línea, sé para qué sirve. No es el tema del post, pero llama la atención cómo ha conseguido convertir la segunda mano en algo “cool”, muy lejos de ideas como que comprar lo que otra persona había usado era de “pobres” o de “perroflautas solidarios”. Curiosa su contribución a algo que huele a fomento del consumo responsable, aunque el sistema, como suele hacer siempre, lo absorbe todo y cada vez estemos más en “compra de todo que ya si eso lo vendes” que “compra poco que así salvaremos el planeta”.

Vuelvo al tema central del post. Conocemos de sobra el eslogan de Wallapop: “si no te gusta, súbelo”. Es decir, que cojas cualquier cosa que hace años que no usas, que tienes olvidada en el altillo, el fondo de un armario, el garaje, el sótano, el trastero o cualquier lugar al que no sueles acceder con frecuencia y lo pongas en su aplicación para ver si alguien lo quiere. Es decir, es una herramienta para deshacerse de trastos, armatostes, cachivaches, chismes y bártulos. Concretamente de la sopera y cuencos pintados a mano que te regalaron tus suegros cuando te casaste, los patines que un día te compraste pensando en que a partir de ese momento irías por la ciudad sobre ruedas y que no te has puesto ni una sola vez, la guitarra que aquel verano empezaste a tocar pero que la última vez que afinaste fue en agosto de 1997, o la bicicleta estática con la que ibas a hacer kilómetros y kilómetros porque tú no eres de los que van al gimnasio. Cosas típicas de casas de la gente de a pie.

Pero, imaginad por un momento: ¿qué subiría Mariano Rajoy si tuviera Wallapop? ¿Algún regalo de Elvira desacertado? ¿Sobres? ¿Un disco duro borrado chorrocientas veces? ¿Algo que se dejó Zapatero olvidado en Moncloa el día que se mudó? ¿Algún recuerdo de Aznar? ¿La última foto con Ignacio González?

Podría ser, pero no. Lo más probable es que subiera cualquiera de las políticas que tienen que ver con lo social o con el medio ambiente. Si pudiera (creedme, lo he intentado pero te lo bajan) subiría la Ley de Dependencia, la política de cooperación o la lucha contra el cambio climático. Para el gobierno que preside esos son los trastos de los que deshacerse: el planeta y las personas, especialmente los más vulnerables. Y si no me creéis, ahí van algunos ejemplos del proyecto de Presupuestos Generales del Estado para este año que he ido recopilando en los últimos días:

– Cooperación al Desarrollo: Entre 2008 y 2015 el presupuesto para la solidaridad internacional ha caído un 73,5%, quedándose este año en el 0,13%, muy lejos del 0,46% de 2009.
– Cambio climático: el presupuesto para la prevención del cambio climático ha caído desde los 49,5 millones de 2016 a los 27,6 de este año.
– Dependencia: aunque esta partida ha aumentado en 100 millones respecto a 2016, el recorte acumulado desde 2011 asciende a 3.000 millones de euros.
– Memoria Histórica: en 2017 cero euros a este tema. Igual que en 2013, 2014, 2015 y 2016.
– Sanidad: el presupuesto de sanidad aumenta un 2,3% (4.093 millones), aunque se queda lejos de los 4.263 millones que se destinaron en el año 2011.
– Educación: el presupuesto de educación asciende a 2.525 millones (una subida del 1,7%), muy lejos de los más de 3.000 que se destinaban antes de los años de los recortes.
– Parques Nacionales: el presupuesto destinado a la Red de Parques Nacionales se reduce un 23%, quedándose en 33 millones de euros, muy lejos de los 47 de 2015.

Os dejo los datos en formato imagen por si os gustan más.

Por tanto, presupuestos ni sociales ni ambientales. Y eso que hemos ratificado el Acuerdo de París y la economía va viento en popa según nos cuentan. Si es que nos encanta quejarnos.

¿Y qué hacemos? Si os digo la verdad, no tengo ni idea (más bien nada nuevo que no se haya dicho hasta ahora). Si alguien tiene la respuesta o cree tenerla que lo diga, o quizá el próximo sábado, en Futuro en Común, surja alguna idea. Ojalá.

 

Jorge Castañeda, activista


América Latina, la región más desigual del mundo

Un nuevo informe “El escándalo de la desigualdad: las múltiples caras de la desigualdad en América Latina y el Caribe” desvela que la región combina diferentes tipos de exclusión que hacen que más de 30 millones de personas estén en riesgo de volver a la pobreza por el aumento de los índices de desigualdad interna.

Alcanzar un desarrollo sostenible no será posible en América Latina si la situación continúa como hasta ahora. Muchas de las cifras macroeconómicas de los países de la zona muestran reactivación en la economía pero la concentración de la riqueza en pocas manos es cada vez mayor, generando una sociedad excluyente donde la mayoría de la población queda al margen de los servicios y las oportunidades.

La desigualdad tiene muchas caras; la identidad racial y étnica, el acceso al poder y a los puestos de representación política, la justicia fiscal, el trabajo digno y el acceso a la energía. Estas son las diferentes facetas de la vida que han sido analizadas en este informe de InspirAction, que nos demuestran cómo no podemos medir únicamente en términos financieros, sino que necesitamos hablar de la capacidad de las personas para ejercer sus derechos y de las políticas que rigen en sus países que les permiten tener igualdad de oportunidades.

En el eterno debate sobre si la cooperación al desarrollo debería destinarse a países de renta media, como la mayoría de los de América Latina, el índice de desigualdad nos da la respuesta; la inmensa necesidad de destinar recursos a acabar con las diferencias injustas por motivos de raza, género, situación económica o la ubicación geográfica.  Si la nueva definición de agenda internacional, los Objetivos de Desarrollo Sostenible, han colocado la igualdad global en el centro del desarrollo, está claro que trabajar para minimizar las desigualdades es tarea necesaria para la cooperación, y con más razón para quienes tenemos lazos históricos de vinculación con América Latina.

Sin duda quienes soportan el mayor peso de la desigualdad en la región son las mujeres. Desde las diferentes ópticas, las mujeres son quienes tienen menos oportunidades de acceder a trabajos dignos, quienes se ven más afectadas por el cambio climático, quienes más sufren la violencia de forma directa. América Latina es una de las regiones más violentas del mundo, en particular para las mujeres. De los cinco países más peligrosos para las mujeres cuatro están en la región y El Salvador es el país con la mayor tasa de homicidios de mujeres en el planeta.

Llama la atención también cómo una de las regiones más diversas racial y étnicamente, con más de 44,8 millones de indígenas y 150 millones de personas de ascendencia africana, prevalezca la discriminación y el racismo y sea este 30% de la población de América Latina quienes menos ingresos tiene y accede de forma más irregular a la educación y a los diferentes servicios públicos.

De igual forma una de las mayores necesidades de la región es la revisión de su sistema fiscal. Esta herramienta es clave para reducir la desigualdad mediante una tributación adecuada y progresiva, sin embargo Latinoamérica es una de las regiones con menor recaudación de impuestos, apenas el 27% del PIB. Además conviven con unas pérdidas anuales de 190.000 millones de dólares que se escapan mediante la evasión y la elusión fiscal. Esos ingresos podrían jugar un papel determinante en la lucha contra la pobreza convirtiéndose en inversión social que garantice servicios públicos adecuados para la población.

Ante esta realidad las ONGs, los movimientos sociales, la sociedad civil en su conjunto tenemos la obligación de exigir cambios y denunciar desigualdades. Es preciso trabajar para que nadie se quede atrás y el desarrollo sea equitativo para todas las personas, desmontando la desigualdad en todas y cada una de sus caras.

Corina Mora Torrero.  InspirAction.


Inmunizados contra el hambre

Naciones Unidas dice que estamos ante la crisis de hambre más importante desde que desde que se fundó en 1945. Por intensidad y por extensión. Son 129 millones de personas. Seguramente no lo sabíais. La noticia no pasó de un rincón en los periódicos y telediarios. Quedamos indiferentes. Nosotros, los medios y el poder político.

Y la perspectiva es realmente muy grave. Si escuchamos a la gente que han conocido la situación en Yemen, Somalia, Sur Sudán y Chad, su testimonio estremecedor. Muy estremecedor y crudo. Gente con años de experiencia en el sector humanitario, vuelve desencajada.

¿Y porque aquí estamos completamente indiferentes al drama? ¿No nos afecta que la gente muera de hambre? ¿No nos preocupa que sean millones? ¿Hemos perdido el espíritu solidario?

No, no lo hemos perdido, pero la enésima hambre en el mundo actúa como una vacuna que nos inmuniza a reaccionar como deberíamos. Hace muchos años que hablamos de hambre. Hace mucho tiempo que nos explican el hambre como caído del cielo. Hace mucho tiempo que nos transmiten el mensaje de que haciendo un donativo lo resolveremos o mitigaremos. Hace muchos años que las imágenes de hambre son las de negritud, desolación y pena. A menudo de indignidad.

Y a todo esto se añade un efecto tan injusto o inmaduro como humano: la distancia. Estan muy lejos y no podrán llegar aquí. Para muestra, un botón, los refugiados. Hace decenas de años que la situación de los refugiados en el mundo es una vergüenza para la humanidad, pero ha sido necesario que lleguen a nuestro país para que veamos el problema y lo consideramos grave.

Por parte de las entidades y los medios tenemos el deber pendiente de explicar que no hay fatalidades sino causas. Explicar que los donativos y las intervenciones de emergencia solucionan situaciones (parcialmente) pero no solucionan los problemas que las causan. Las situaciones se repiten porque en verdad no fuimos solucionar las causas de la anterior. Solucionamos la urgencia pero no el origen de esta

Por parte de la ciudadanía hay que madurar nuestro sentimiento solidario y ir más allá de una imagen del mundo hecha de fotos fijas sin profundidad de campo. Sólo si abrimos el foco, sólo si investigamos las causas, sólo si a la ayuda de emergencia le añadimos acciones e inversión para combatir lo que de verdad lo provoca, haremos una solidaridad madura.

Sólo alrededor del lago Chad hay abandonadas 12 millones de personas desplazadas que sufren esta crisis de hambre. Dad dinero para que podamos llegar a todos ellos, pero al día siguiente de dar por ellos, buscad a alguna entidad que trabaje por las causas y allí invertir el doble de dinero.

Debemos exigir que vengan los refugiados que se ha comprometido a acoger el gobierno español. Por compromiso ético y político. Porque es una parte de la solución. Pero también para no olvidar que tras ellos, más lejos, hay millones de refugiados sin techo, sin agua y sin alimentos. Inmunizarnos contra el sufrimiento ajeno o no querer mirar no es una opción con 90 millones de desplazados y 129 de hambrientos en el mundo. Sólo posponemos los problemas. Y con ello contribuimos a que crezcan solos. Maduremos. ¡Cojamos el toro por los cuernos!

Francesc Mateu i Hosta, Vicepresidente de la Coordinadora de ONGD-España

(Artículo en Versión Original )