Archivo mensual: octubre 2013

A veces hay que dar la cara y otras…

Esta entrada ha sido escrita por Matilde Jiménez, Coordinadora de Movilización Social de ONGAWA Andalucía.

A veces hay que dar la cara y otras… otras veces hay que «dar el culo»

https://vine.co/v/hXajF9EbVuX

Si ves el vídeo anterior podrás ver un mensaje que se repite cada seis segundos. El mensaje dice así: «todos cagamos por el mismo sitio, pero no en el mismo lugar».

Y es que ciertamente todos, todos, todos nacemos, comemos y cagamos por el mismo sitio y al final a todos nos espera el mismo destino. Visto así, ¿qué nos diferencia de los 7.000 millones de habitantes que pueblan este planeta?

No sé los demás pero yo lo primero que hago cada mañana al levantarme es ir al baño. Lo tengo a 12 pasos contados desde mi cama. Sin embargo, aproximadamente 2.500 millones de personas no cuentan con acceso a saneamiento mejorado, es decir, no tienen acceso a instalaciones que aseguren una higiénica separación de los excrementos del contacto humano.

Además, puedo hacerlo con privacidad e intimidad. Sin embargo, 1.100 millones de personas (23.5 veces la población de España) no tienen otra opción que defecar al aire libre, con el peligro que esto conlleva, entre otros, para las niñas y mujeres que esperan a la noche para poder hacer sus necesidades corporales. Visto así parece que hay algunas diferencias, ¿no?

Estas cifras me parecen lo suficientemente importantes como para «dar el culo» y lanzar un mensaje que nos haga conectar con el problema, que nos haga tomar conciencia y quizás a partir de ahí nos haga buscar caminos para tomar acción en la construcción de un mundo más justo y sostenible.

Está permitido compartir y difundir este vídeo y este mensaje, haciéndolo navegar allá dónde puedas.

Y por supuesto está permitido unirse a esta dinámica, crear tu propio mensaje, grabarte y contagiar a otros para que se unan.

NOTA: Esta iniciativa forma parte de las acciones de la Campaña #WeLoveSaneamiento 2013 de ONGAWA Ingeniería para el Desarrollo Humano, de la que formo parte en su sede de Andalucia.


Fotos #17O 2013 – Contra la #RiquezaqueEmpobrece

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Manifestación contra la pobreza, Madrid 17 Octubre 2013

Fotos de Fran Lorente @frlorente del #17O contra la #RiquezaqueEmpobrece en Madrid

Archivo fotográfico de CCOO de Madrid

Fotos: Fran Lorente @frlorente

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Las personas más pobres nuestra prioridad

Entrada escrita por: Cáritas, CONFER, Justicia y Paz, Manos Unidas y REDES

Desde hace algo más de un año Cáritas, CONFER, Justicia y Paz, Manos Unidas y Redes participamos en un espacio de reflexión compartida sobre nuestros objetivos, identidad y misión como organizaciones católicas de cooperación al desarrollo presentes en la mayoría de regiones y países del mundo. Uno de los objetivos de este marco de encuentro es el de sumar sinergias a favor de una concepción de la cooperación internacional basada en la reciprocidad y de reforzar, a partir de los valores de la Doctrina Social de la Iglesia, la presencia activa y el trabajo en red con las demás organizaciones dedicadas a la ayuda al desarrollo, como es el caso de la campaña Pobreza Cero.

Dentro de esta visión, ocupa un valor central la voluntad de impulsar una presencia pública orientada a dar voz a un desarrollo en la que las personas empobrecidas sean las protagonistas. Para ello, participamos en una iniciativa de sensibilización en la que, bajo el lema “Enlázate por la Justicia”, queremos articular una nueva concepción de la cooperación internacional.

Poner en el centro a las personas más pobres a la hora de acompañar a las comunidades locales en la creación de unas condiciones de vida más dignas y justas, tal como nos muestra la experiencia de una cooperación que entendemos que es genuinamente humana

En el mundo hay situaciones que demandan la solidaridad de todos, porque, aunque en nuestro país vivamos una situación de grave dificultad derivada de la crisis, las condiciones de muchas comunidades y pueblos hermanos siguen necesitando nuestra solidaridad y compromiso. Sólo atendiendo a un aspecto parcial como la renta per cápita, España tiene más de 30 veces la renta promedio de países como Sudán o Haití.

Es necesario mirar de otra manera la realidad con una visión que parta de las situaciones de injusticia y vulneración de derechos en la que viven las poblaciones empobrecidas que acompañamos, a fin de que sea ésta la que reconfigure en clave de proceso nuestro quehacer al servicio de los otros.

La relación con los socios locales necesita ser más fraterna que instrumental. Esto nos interpela a la hora de darles la iniciativa, de ceder en nuestros planteamientos para empoderar y facilitar espacios de crecimiento en dignidad de las poblaciones empobrecidas, y, en definitiva, de promover proyectos entendidos como mediaciones realmente transformadoras de la realidad.

Cáritas, CONFER, Justicia y Paz, Manos Unidas y Redes invitamos a la sociedad, con motivo de esta Semana Contra la Pobreza, a sumarse a la denuncia profética de aspectos cruciales del desarrollo, de la defensa de los derechos humanos. Queremos hacerlo de manera activa a través de nuestras bases sociales y de nuestros voluntarios, sumándonos todos a las movilizaciones convocadas este año a lo ancho del país bajo el lema “Contra la riqueza que  empobrece, actúa”.


Sí hay camino: contra la #Riquezaqueempobrece, actúa

Cuando empezamos a trabajar las acciones de la Semana de Lucha contra la Pobreza me vino a la mente una conversación que tuve con mi amigo Matías mientras caminábamos por un lugar que no recuerdo entre Logroño y Burgos. Quizá, aunque nuestro objetivo nada tenía que ver con lo espiritual, el misticismo del Camino de Santiago nos hizo dejar por un momento los comentarios sobre las ampollas, el calor o los dolores de rodilla. Así, mientras Juanmi, el tercero de la “expedición”, nos dejaba atrás, nos pusimos a charlar sobre la riqueza y la pobreza.

¿Es diferente la vida de alguien que tiene 100 millones de euros que la de alguien que tiene 10.000? ¿Cómo es posible que te puedas gastar 100 millones de euros? ¿Te cambia la vida tener una casa más, un coche más, un yate más, un helicóptero más, un jet más? ¿Te hace feliz ir a desayunar a Roma y volver? ¿Ir un fin de semana a Alaska a esquiar? ¿Cuándo pierdes la cuenta del dinero que tienes? Cuando eres multimillonario y tu vida, la de tus hijos, nietos y bisnietos están más que solucionadas, ¿por qué sigues explotando a los trabajadores de tus fábricas? ¿Por qué especulas con alimentos si eso afecta a quienes menos tienen? ¿Por qué te gastas dinero para evadir o eludir impuestos?

De este sinsentido queremos hablar hoy, Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza. De cierta riqueza, la riqueza que empobrece.

En un mundo cerrado, en un planeta del que, al menos de momento, no podemos salir, y en el que casi nada puede entrar, el reparto de lo que hay es un juego de suma cero, es decir, si tú tienes más, alguien tendrá menos. Puede ser un poco menos, mucho menos o tanto menos que lo que acumules provoque que haya personas que mueran de hambre, sed, enfermedades curables, que no puedan ir a la escuela o que sufran cualquier otra violación de los Derechos Humanos.

En otras palabras, si lo que hay no puede aumentar, la acumulación de riqueza, su acaparamiento y concentración en pocas manos, se convierte en una fuente de pobreza y exclusión de otros. Pero no sólo, además genera graves impactos medioambientales, e incluso, a través de la corrupción, puede ser peligrosa para la democracia. Resumiendo, la acumulación extrema de riqueza no es compatible con el bien común.

Aunque esta idea es más que evidente y prácticamente todo el mundo estará de acuerdo con ella -incluso ese 0,14% de la población acumula el 81% de la riqueza mundial– no siempre la hemos identificado como una de las causas de los males que afectan a toda la humanidad.

 O quizá sí. En España hemos avanzado bastante en este discurso a causa de los recortes que sufrimos. Lo que puede que no tengamos tan claro es que algo similar a lo que pasa aquí ocurre y viene ocurriendo desde hace años también en Mozambique, en Nicaragua o en Bangladesh y que, aunque las consecuencias son variables y de distinta intensidad, hay causas comunes y una de ellas es esa riqueza que empobrece.

Tenemos, por tanto, la tarea pendiente de movilizarnos por unos derechos que, como decíamos hace algún tiempo, o serán globales o no serán.

Hoy, 17 de octubre, es un buen momento para empezar.

Te invitamos, por tanto, a que nos acompañes en este día y en los siguientes, porque somos conscientes de que para lograr el cambio que buscamos el camino será largo. Por si a alguien le cabía alguna duda, nuestro mensaje no es “cacemos al rico”, no os estamos pidiendo que esperéis a Botín o Amancio Ortega en la puerta de su casa. Lo que queremos es que se apliquen medidas que garanticen, como mínimo, una vida digna a toda la ciudadanía. En todo el mundo.

De algunas de estas propuestas hemos hablado estos días: justicia fiscal, tasa a las transacciones financieras internacionales, decrecimiento, fomento de otras formas de riqueza, cambio en las prioridades del gasto público,…

Seguro que hay otras muchas que desconocemos y puede que, si se aplicaran, varias de las que hoy nos parecen buenas no tengan los impactos que deseamos. No lo sabemos. De lo que sí estamos seguros es de que necesitamos un cambio y que sólo podremos lograrlo si nos unimos y movilizamos. Por eso, el 17 de octubre y siguientes:

Contra la riqueza que empobrece, actúa.

  Jorge Castañeda, ONGAWA, Grupo de Movilización y Participación de la Coordinadora de ONGD


17 de octubre, aún tenemos memoria #RiquezaqueEmpobrece

En un mundo cada vez más asentado sobre la desmemoria, el falseamiento y el olvido sistemático, no solo del pasado más lejano, sino de todos los hechos e ideas que cuestionan el sistema político-económico dominante, uno de los objetivos fundamentales de los movimientos sociales debería ser la tarea de seguir recordando todas las injusticias, promesas incumplidas y mentiras que sostienen un mundo compuesto por una minoría privilegiada a costa de una mayoría que carece de oportunidades en los derechos humanos básicos.

Aún conservamos la memoria y no olvidamos que la falta absoluta de compromiso político y exigencia social impiden un verdadero cambio hacia un mundo más justo y habitable. Está bien recordarlo un año más el 17 de octubre, conmemorado como día mundial contra la pobreza, y en el que se debe seguir denunciando el incumplimiento de la palabra de los gobiernos, entre ellos el español, recogida por escrito en la   Declaración del Milenio de septiembre del año 2000 (http://www.un.org/spanish/milenio/ares552.pdf) de cara a la consecución de los Objetivos del Milenio para el año 2015, que si ya eran de por sí modestos, casi con toda seguridad no van a alcanzarse. Esta es la conclusión que puede extraerse del Informe sobre el estado de los Objetivos del Milenio en el año 2013, donde a menos de dos años para la caducidad del acuerdo aún puede leerse información como que:

-Todavía hay 1200 millones de personas que viven en la pobreza extrema.

-Al ritmo actual no se habrá alcanzado la meta de lograr la enseñanza primaria universal en 2015.

-Deben redoblarse los esfuerzos para reducir la mortalidad de los niños y niñas menores de 5 años.

-Falta mucho para mejorar el objetivo de mejorar la salud materna.

-Cada año hay 2,5 millones de personas más afectadas por VIH.

-Se ha reanudado el aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero.

Volviendo a la idea de apelar a la memoria de lo incumplido para deslegitimar la actuación de los gobiernos, también se puede recurrir al pasado reciente y recordarlo para comprobar cómo desde los países del norte se olvidan determinados hechos que pondrían en evidencia su falta de compromiso actual  en la lucha contra la pobreza. Por ejemplo, podemos hablar en el caso de España de que hasta hace escasamente 30 años era un país receptor de ayuda al desarrollo, con lo que el hecho del desmantelamiento de la ayuda oficial al desarrollo por parte del gobierno español en los dos últimos años, además de ser un atentado contra los derechos humanos de mucho seres humanos, demuestra insolidaridad por parte de quien hasta hace poco  se beneficiaba de esa ayuda exterior que hoy niega a otros países.

También podemos recordar que un verdadero compromiso político en forma de inyección de recursos puede contribuir a mejorar sensiblemente la situación de un país, así lo hizo el Plan Marshall financiado por Estados Unidos tras la Segunda Guerra Mundial (que se considera el origen de la ayuda internacional al desarrollo), y que permitió la reconstrucción de muchos países de Europa occidental, que por cierto hoy adolecen de falta de valentía y deseos reales de querer luchar contra la pobreza a escala mundial. Se puede poner también el ejemplo de la deuda externa que muchos países  latinoamericanos, africanos o asiáticos tienen con países del Norte, que no perdonan una deuda que además es ilegítima e injusta. El pasado también nos revela que para un país tan admirado por su nivel de desarrollo como Alemania, la condonación en 1953 de buena parte de su deuda exterior contraída durante el periodo de entreguerras y tras la Segunda Guerra Mundial fue fundamental para su progreso posterior.

Baste esto para apelar a un interés verdadero por parte de los gobiernos, los mismos que se han olvidado de trabajar honestamente para erradicar la pobreza conforme al acuerdo de alcanzar los Objetivos del Milenio, y por supuesto a una ciudadanía realmente activa socialmente y que ponga en práctica el dicho “piensa globalmente, actúa localmente”, para que algún día tengamos que dejar de recordar la fecha del 17 de octubre como día mundial para la erradicación de la pobreza.

 Enrique Calderón, miembro de Pobreza Cero Extremadura y de AECOS, y representante de ONGAWA en Extremadura


Mucho, poco o nada. La sociedad de las diferencias y la acción colectiva. #RiquezaqueEmpobrece #Oct16 #BAD13

Nuestras sociedades avanzan, seguimos rindiendo culto al crecimiento económico y a las nuevas tecnologías, las distancias se acortan y el mundo se globaliza, pero (y este “pero” cada vez es más hiriente) “nunca los ricos han sido tan ricos, ni los pobres tan pobres. Más de la mitad de la población mundial tiene que conformarse con menos de dos dólares diarios, y más de 1.300 millones de personas intentan sobrevivir con un dólar al día” (Vidal Beneyto[i]).

Muy pocos gobernando el destino de muchos y muchos luchando por lo que dejan muy pocos. Un director ejecutivo medio gana hoy 364 veces más que un empleado medio, cuando hace 40 años apenas llegaba a 20 veces más. En 2008 de acuerdo con los datos facilitados por la revista Fortune los ingresos de las 10 empresas más grandes del mundo equivalían al PIB generado por los 123 países más pobres del mundo. En 2009 más del 40% de las transacciones internacionales de mercancía y servicios se realizaba entre multinacionales que controlan el 75% de las inversiones mundiales.

Tal concentración de poder no ha existido nunca antes en la historia de la humanidad y, sin embargo, nunca los retos de cambio han sido mayores, nunca hemos necesitado una gobernanza global que involucre a más actores y que afronte problemáticas mundiales como el cambio climático, los derechos humanos o las desigualdades sociales. ¿Cómo podemos resolver esta contradicción? ¿Qué margen de actuación nos queda?

Como dice Jorge Riechmann[ii] “frente a la fuerza del dinero y de las armas, lo único que podemos oponer es la fuerza de la organización. Aislados, no somos nada. Organizados somos muy poco. La diferencia entre poco y nada es decisiva”. Ese poco de muchos, el esfuerzo conjunto y la acción colectiva es lo único que nos puede salvar.

Hagamos un esfuerzo colectivo por manifestarnos “contra la riqueza que empobrece” el próximo día 17 de Octubre en el marco de la Semana de Acción de Lucha contra la Pobreza (www.pobrezacero.wordpress.com).

 José Manuel Moreno, Grupo de Movilización y Participación Social de la Coordinadora de ONGD


[i] Vidal-Beneyto, J. “La abominación que no cesa”. Artículo publicado en El País el 12 de septiembre de 2009.

[ii] Riechmann, J. Fracasar mejor. Zaragoza: Olifante, 2013.


No es más pobre el que menos tiene #RiquezaqueEmpobrece

En esta semana de lucha contra la pobreza me viene a la mente el refrán ese que dice No es más rico el que más tiene sino el que menos necesita, cual lema que enmarque mi reflexión en este blog al que agradezco su invitación y en el que me siento muy honrado de participar.  Por cierto que una rápida busca en google del refrán de marras, lo primero que devuelve es que fue el slogan cantado de una campaña de la firma de muebles IKEA. Cosas veredes amigo Sancho, que dijo aquel loco caballero de la triste figura.

En fin, que no es más rico el que más tiene lo teníamos claro desde hace mucho. Y poco a poco además, nos hemos ido dado cuenta de que además de no más rico también más feliz. Mejor con menos, decrecimiento vital, simplificación voluntaria…son términos que de un tiempo a esta parte se han ido haciendo presente en nuestro imaginario cotidiano para tratar de decirnos que no, que así no, que por el camino de la acumulación, el acaparamiento y el consumo desmedido no íbamos a ninguna parte. Los economistas que hemos leído un poco más allá de Friedman y compañía sabemos desde hace ya un tiempo que hay otras teorías con fundamento que hablan de que lo pequeño es hermoso (Schumacher); de que la alternativa al decrecimiento es la barbarie (Latouche); que el crecimiento económico no lleva necesariamente a la prosperidad y/o la libertad (Taibo, Sen); que, en definitiva, hay una gran paradoja de la felicidad (Easterlin) si la asociamos al PIB progresivo. Pero es necesario que esta sociedad, que los ciudadanos y las ciudadanas de a pie, nos demos cuenta de ello y lo hagamos cotidiano. La televisión y los medios de comunicación no ayudan a ello, pues nos dicen a todas horas que somos desgraciados, infelices, desdichados…y que la mejor manera de no sentirnos así es salir al centro comercial y querernos mucho haciendo uso de nuestra tarjeta de crédito. La propia medida de la exclusión y pobreza en los países desarrollados viene a decirnos que eres marginado sino participas de este mecanismo: el recientemente creado índice AROPE (At Risk Of Poverty and/or Exclusion) nos cuenta que será persona marginada la que no pueda afrontar al menos 4 de estos 9 indicadores de consumo y estilo de vida: el pago de gastos relacionados con la vivienda principal (hipoteca o alquiler, recibos de gas, comunidad…) en los plazos establecidos en los últimos 12 meses; la que no puede mantener la vivienda con una temperatura adecuad o no pueda afrontar gastos imprevistos; la persona que no coma  proteínas al menos tres veces por semana; la que no pueda pagarse unas vacaciones de al menos una semana al año, o un automóvil  una lavadora, un televisor en color o  un teléfono (fijo o móvil).

El tema está en que hay cada vez más frecuentemente, personas que prescinden de la propiedad de una vivienda y experimentan el cohousing; personas que se mueven en bicicleta o andando; que alquilan juguetes o ropa; que practican el trueque o que disfrutan del hágalo usted mismo; colectivos que ofrecen opciones de ocio gratis, que realizan prácticas de consumo colaborativo, que comparten recursos…y son felices, muy felices. Las alternativas creativas a la sociedad del derroche y el sobreconsumo se van imponiendo día a día, conquistando espacios, ocupando terreno. Y han venido para quedarse. Quizás sean consecuencia de la crisis, si, pero han venido para quedarse, pues el hecho de saberse y sentirse feliz bajo estas premisas hace que no eches de menos la vida anterior.

No es más pobre el que menos tiene sino el que nada en su abundancia y cada vez necesita más y más. En esta semana de lucha contra la pobreza y la exclusión reflexionemos también sobre la pobreza que no es material, al contrario, que nace de la abundancia pero no me permite la plena realización como persona y por lo tanto impide que seamos felices.

Carlos Ballesteros

 


Un sistema fiscal sin #RiquezaqueEmpobrece

En el mundo que queremos todas las personas viven con derechos sociales, económicos y políticos. No hay tanta desigualdad ni entre países, ni entre personas. Los estados son más transparentes y responsables y es a sus ciudadanos a quienes tienen que rendir cuentas.

En el mundo que queremos, la #RiquezaqueEmpobrece, esa riqueza que se adquiere sin respetar las reglas del juego del desarrollo humano y sostenible, y se acumula en  pocas empresas y grandes fortunas detrayendo recursos que podrían dedicarse a erradicar el hambre y la pobreza, ha desaparecido.

Este bonito mundo no es un sueño, ni una utopía. Si lo queremos, si luchamos por él y lo exigimos, este mundo está al alcance de nuestra mano. Cambiemos las reglas que lo impiden.

En las últimas décadas el mundo se ha transformado radicalmente. Hay más de 82.000 empresas multinacionales con alrededor de 810.000 filiales y unos 68 millones de trabajadores desplazados para trabajar en ellas. Grandes cantidades de capital viajan de un país a otro casi de manera automática. El trabajo y el consumo se han globalizado.
Pero las leyes que deberían vigilar estos flujos y proteger a las personas están desactualizadas. El sistema fiscal internacional se ha quedado anticuado. A nivel nacional se hacen pocas  políticas fiscales redistributivas de la renta y la riqueza, con lo que crece la desigualdad. Recae sobre el trabajo y el consumo un porcentaje mayor de impuestos mientras las elites presionan para evitar cambios en las reglas que les mantienen en ventaja. Las normas fiscales internacionales existentes no solo son ineficaces si no que finalmente resultan injustas.

De  esta laguna legal se benefician esas personas y compañías que no son responsables social y fiscalmente, esas que generan la #RiquezaqueEmpobrece. Sus prácticas no son siempre ilegales pero sin duda son cuestionables desde el punto de vista moral. Se necesita una fuente de presión social internacional que exija a los políticos a nivel estatal e internacional que cambien estas reglas de un juego que solo está beneficiando a unos pocos y a costa de muchos.

Podemos crear un sistema en el que las empresas multinacionales paguen sus impuestos allí donde realmente obtienen los beneficios de su producción, un sistema en el que los beneficiarios últimos de estos negocios no puedan esconderse en entramados empresariales que también esconden actividades ilícitas, donde los países colaboren a nivel internacional para intercambiar información sobre las actividades de esas megaempresas que son a veces incluso más ricas que los propios estados.

Durante las últimas cumbres del G20 y el G8, hemos conseguido más avances de los que nunca habríamos pensado. No es fácil. No lo conseguiremos de la noche a la mañana, pero lo estamos haciendo y el mundo está caminando hacia un sistema fiscal internacional más justo.

Y cuando llegue el día en el que lo consigamos, los países pobres recaudarán de las multinacionales y de sus ciudadanos el dinero que necesitan para acabar con el hambre de su población, para proporcionar una educación y sanidad públicas y dignas y para ver al fin cumplidos los derechos fundamentales de la ciudadanía. Una ciudadanía que participará también y pedirá cuentas al estado alimentando una sociedad más democrática, responsable y transparente.

Este jueves 17, muévete contra esa #RiquezaqueEmpobrece y pasa del sueño a la construcción del mundo en el que queremos vivir.

Cristina Porras de InspirAction y María Villanueva de Intermón Oxfam


Un argumentario contra la #RiquezaqueEmpobrece

Aristóteles dijo que “Los más grandes crímenes no son cometidos por causa de las necesidades, sino por causa de las superfluidades”. Valga esta cita como punto de partida para exponer una idea que cala, en algunos sectores, cada vez con más intensidad: el problema de la desigualdad no radica en la pobreza, sino en el exceso; el problema de los pobres del mundo es el problema de los ricos del mundo, “el problema pospuesto y agravado de la inequidad” como dice Antonio Elizalde Hevia[1].

La tierra es un planeta pequeño, insignificante en la inmensidad del Universo. Por eso se torna, si cabe, más precioso. Alberga vida a raudales. Se convierte, así en el hogar de la Familia Humana.

Sin embargo, en poco más de un siglo, la Humanidad ha puesto en jaque al planeta y a la vida en él. A nuestro alrededor hablamos de la crisis económica que azota nuestro país. Sin embargo, debemos extender la mirada más allá de las fronteras para constatar que estamos ante una crisis de civilización sin precedentes. Es una crisis global en la que la Familia Humana debate su propia existencia. Así, Julio Alguacil Gómez, habla de una “metástasis” en la que se fusionan siete crisis:

  • La crisis económica financiera, que resulta del modelo de crecimiento propio del sistema capitalista, que ha derivado en la economía especulativa del suelo, la destrucción de la naturaleza, la privatización de los bienes comunes y la concentración del poder económico y político.
  • La crisis política, derivada de esa concentración y (con)fusión del poder político y económico, que tiene como resultado el desmontaje de la democracia.
  • La crisis de valores, marcada por la desconfianza individualista, que lleva a la pérdida de referentes, de identidad y de responsabilidad social y ambiental.
  • La crisis ambiental y climática, cuyos impactos en la economía, la sociedad, la demografía, la naturaleza son evidentes.
  • La crisis energética, silenciada y suicida que, junto al cambio climático, compromete seriamente la capacidad de alimentar a la población mundial.
  • La crisis demográfica, que acelera el incremento de la “huella ecológica”.
  • La crisis alimentaria, consecuencia de todo lo demás.

Para Leopoldo Abadía, (2009) “lo que tienes menos importancia en esta crisis es la economía; esta es una crisis de ambición”.

Podríamos seguir explicando cada una de las crisis y sus consecuencias. Pero preferimos detenernos en las posibilidades de cambio, en los signos de esperanza, en lo que se está moviendo en el mundo.

Otro mundo posible: Signos de esperanza

Una crisis es siempre final y comienzo de una etapa, como dice Joaquín García Roca (2013). Otro nuevo modelo de convivencia y uso de los recursos – naturales y financieros- se propone como alternativa: vivir sencillamente es un medio para conseguir que otros puedan vivir. Y para acumular lo que no ocupa pero llena, lo que no tributa pero enriquece y salva vidas.

Esto es más que una opción ética, más que la austeridad marcada por la crisis económica; más que la simplificación de las cosas. Se trata de:

–          encontrar el paradigma perdido, que sugiere Julio Alguacil (2013) con las tres “des”: descentralización, desconcentración, desburocratización,  y las tres “ces”: comunicación, conocimiento y conciencia.

–          reconstruir la sociedad ecosocialista, una propuesta de organización social y cultural, con transformaciones globales y altos niveles de conciencia que propone Antonio Helizalde.

–          volver a un de-crecimiento sereno, que propone S. Latouche.

En todos ellos y en otras muchas personas que ya experimentan otras formas de vida, de “una nueva residencia mental” donde la persona es el centro de la vida, encontramos signos como los siguientes: la gratuidad, lo comunitario, la dignidad, la glocalización, la relocalización y la re-politización – reinventando lo local-, la resiliencia y otra forma de consumo, que fomente la libertad y la corresponsabilidad, promueva la justicia y acerque a la felicidad[2].

¿Cómo entendemos estos términos, cómo los definimos y los adaptamos a nuestras vidas?

En la Semana contra la Pobreza os invitamos a reivindicar la vida digna para todas las personas del planeta. Somos Familia Humana y cada persona es hermana y hermano, padre o madre, abuela, abuelo, hijo, nieta. Merece la pena contribuir y exigir la erradicación del hambre y la pobreza en todo el mundo.

Algo se mueve y somos partícipes. Todo proceso de cambio es un camino largo. Los frutos quizás no los veremos nosotros, pero sí tenemos la llave para que esos frutos sean buenos y permitan vivir a la Familia Humana dignamente..

Hessel ya señaló que los derechos humanos se establecieron para liberar a la humanidad del miedo. En todo el mundo en estos momentos de crisis, y  resulta que también en España, muchas familias tienen miedo de no poder atender sus necesidades básicas, cuando no son reconocidos como titulares de sus derechos sino receptores de Estados que deben tener la voluntad política para su protección, respeto y promoción, además de ratificar el Protocolo Facultativo de los Derechos económicos, sociales y culturales en 2010.

Hablando de derechos y necesidades, el esquema de Maslow se revuelve cuando sabemos que se puede morir por falta de alimentos tanto como de falta de afecto. Las necesidades que “ordena” este esquema piramidal quedan desordenadas y conectadas obligatoriamente, -como la indivisibilidad de los derechos humanos- cuando la dignidad humana y el desarrollo de la persona se nutren de tantos ingredientes.

Elaborado por Cáritas Española, (RESUMEN DE LA REVISTA DOCUMENTACIÓN SOCIAL, septiembre 2013).


[1] ELIZALDE, A. (2013): “La línea de dignidad para que todos puedan vivir” en ALGUACIL, J (2013): Vivir sencillamente para que otros, sencillamente, puedan vivir. Documentación Social nº 167. Madrid. Cáritas.

[2]Cortina, Adela: Por una ética del consumo: la ciudadanía del consumidor en un mundo global. Taurus, Madrid, (2002):