Archivo mensual: julio 2012

La capacidad educadora llevamos dentro #EsPosible

Siempre hemos tenido herramientas pedagógicas para construir un mundo mejor. Revisarlas, actualizarlas y añadir un toque de innovación son los pasos que debemos aplicar sobre las teorías que siempre han iluminado nuestro propósito y nuestros objetivos.

En septiembre de 1920 un joven pedagogo ruso se adentraba en el reto definitivo de su carrera. Se alababa con cánticos el triunfo de la revolución soviética, mientras Anton Semiònovich Makarenko, maestro de profesión, aceptaba la tutela de una comuna de adolescentes. Eran niños convertidos en adultos. Criados bajo la oscura expresión de la guerra. Con esfuerzo y trabajo Makarenko convirtió la comuna en el referente económico de la zona, gestionado bajo los dictámenes de los propios educandos. Su innovación, alejada de la oficial educación comunista impartida por el estado, conllevo su triunfo. Ajeno al poderío económico, el joven maestro ruso motivó a los adolescentes convirtiéndolos en un grupo social unido, que se educaba a sí mismo, procurando apoyarse, ayudarse y respetarse por el bien grupal. Dichas relaciones interpersonales originadas en la comuna, fueron su verdadero éxito. Aquel que pasaría a la historia.

Fuera de los aspectos positivos, el modelo también trajo consigo críticas: comunistas y occidentales. A pesar de los errores del pedagogo, su interés por el bien social le convirtió en uno de los grandes teóricos de las “pedagogías olvidadas”.

La barbarie originada por los estados beligerantes de la Segunda Guerra Mundial y los conflictos desarrollados durante la Guerra Fría, sirvieron de inspiración para otra rama pedagógica: la Educación para la paz. Con la bandera de la No Violencia por delante, la Educación para la Paz promueve actitudes cooperativas entre los educandos. Potencia a los pupilos incentivándolos a participar en actividades comunitarias con el fin de ser testigo y actor de las cuestiones de familiares, amigos, vecinos y otros seres humanos.

La Educación en Valores pretende romper los esquemas estigmatizados del sistema proponiendo alternativas. Uno de los objetivos básicos de esta metodología es acabar con el etnocentrismo, que nos convierte mentalmente, muchas veces sin saberlo, en el ombligo de nuestro mundo.  Valores, basados en la igualdad, nos alejan de nuestras características más narcisistas. Rompemos los muros que nos impiden ver a otros semejantes, acercándonos a su historia, a su cultura y a su situación actual. Apoyándonos en los valores inculcados nos volcamos en el entendimientos del otro.

Las ONGD también tenemos nuestra herramienta. Durante más de cuarenta años hemos promovido la Educación para el Desarrollo. Atendiendo a nuestra labor en los países periféricos nos convertimos en denunciantes de las situaciones de vulnerabilidad. Educamos a la sociedad de los países enriquecidos. Concienciar e incentivar a la acción internacional han sido siempre nuestros dos grandes objetivos.

La globalización aportó posibilidades a todas estas ramas educativas.  Sin embargo, a pesar de los esfuerzos de los educadores y de la necesidad imperante de potenciar cada una de ellas, en ocasiones dichos intentos quedaron supeditados a la nada o sus valores fueron desgraciadamente convertidos en lo contrario por el propio sistema. La situación actual, en un mundo donde los medios de comunicación nos recuerdan la delicada etapa económica internacional, debemos repensar, más que nunca, la educación que queremos. Lo haremos por nuestros hijos, por nuestros jóvenes y por nosotros.

Es el momento de inculcar valores basados en la igualdad, en la paz y en el desarrollo de todos los pueblos. Debemos abrir todas nuestras ventanas y observar al mundo. Caminar por caminos que nunca antes pisamos, reconociéndolos como nuestros y defendiéndolos independientemente de donde se encuentren geográficamente. Enfatizar con el otro y romper los miedos, atendiendo a una sociedad global que lucha y se unifica por lo que desea: un mundo en el desarrollo igualitario de todos los seres humanos.

Durante años nuestra sociedad se ha vendado los ojos alejándose de los problemas de otras  comunidades del mundo. El sistema, la globalización y la tecnología nos acercan a diferentes realidades dentro y fuera de nuestras fronteras. Realidades con situaciones de vulnerabilidad y pobreza, las dos plagas actuales que se expanden por todas las sociedades. Rompamos con nuestros sistemas unicelulares y abramos nuestras redes. Acabemos con las plagas.

Nosotros tenemos la respuesta del mundo en el que queremos vivir. Contamos con la experiencia que nos aporta un marco teórico y práctico, necesario e indispensable, otorgado por los grandes maestros de la pedagogía social. Abramos los libros, basémonos en las pedagogías anteriormente analizadas y apliquémosle innovación. Tenemos la práctica y la historia humana como referentes para la unión. Años de colaboraciones sociales nos avalan para cambiar el sistema individualizado en el que nos encontramos. Contamos con los retos: la pobreza y la vulnerabilidad son los enemigos. Elementos a eliminar con el apoyo de cada individuo. Lo tenemos todo, menos el mundo en el que deseamos vivir. Un planeta caracterizado por el desarrollo, la paz y la igualdad.  Es hora de que cada mujer y hombre asuma su rol y se conviertan, al igual que la juventud de la comuna de Makarenko, en el educador o la educadora que llevamos dentro.

   Fundación ADRA


La cooperación demuestra que #EsPosible #CooperaSi

Asistimos a un progresivo debilitamiento del Estado de bienestar y de la protección de lo público.  Los recortes que se están realizando atentan contra los derechos humanos, debilitan la protección que el Estado le debe a la ciudadanía y dinamitan un sistema construido gracias a largas luchas sociales. Entre las políticas sociales recortadas, se encuentra la cooperación al desarrollo que no sólo ve como sus presupuestos adelgazan a pasos agigantados, sino que además, comienza sufrir un cambio en el modelo del propio desarrollo. Se apuesta por el crecimiento económico y se abren las puertas a nuevos actores de la mano de las alianzas público-privadas que delegan a las ONGD y, por tanto, a la sociedad civil, a un segundo plano

Como en el caso del recorte en cualquier otra política social, las consecuencias de estas decisiones golpean directamente a las personas. Proyectos desarrollados durante años están en peligro; algunas ONGD, de hecho, ya se han visto obligadas a cerrar algunos de ellos. A lo largo de mucho tiempo, mano a mano con las poblaciones locales, hemos conseguido importantes logros que ahora pueden verse truncados.

Está demostrado que las políticas coherentes, transparentes, inclusivas, con un enfoque social y no economicista, que parten de la base de la participación de la sociedad civil dan resultados. Logros bien encaminados que demuestran que “Es Posible”. Hay otras formas de hacer las cosas.

Aquí comenzamos una serie con las caras de esos proyectos, con las personas que les dan sentido, sus historias, sus logros, sus proyectos… esas personas, esas comunidades que se ven directamente afectadas por esos recortes.

Esto es lo que nos cuentan:


Crisis y solidaridad global contra la Pobreza #EsPosible

La crisis se ha convertido, hoy, en una realidad imponente en nuestras sociedades del Norte enriquecido. Una situación evidentemente muy grave, con altos índices de desempleo y, unido a esto, situaciones de precariedad laboral, social y humana. Situación agravada por la continua política de recortes sociales, o lo que es lo mismo, de acoso y derribo del estado de bienestar o (por mejor llamarlo) el estado social de derecho-s. Una paradoja nada ética. Mientras las personas se encuentran en una mayor situación de necesidad y vulnerabilidad social: más se desmantelan las políticas publicas y sociales, que deberían garantizar la protección y los derechos de las personas; más se niega la justicia social y el bien común, que es el fin de toda política e institución que gobierna. Ahora bien, como decía un profesor y misionero jesuita español-afincado en el Salvador-, los países del Tercer Mundo (el Sur empobrecido del planeta) llevan décadas y décadas en crisis permanente. Y crisis mucho peor que la nuestra, donde los adultos y, todavía peor, los niño/as: se mueren de hambre; sufren y fallecen por enfermedades fácilmente curables; son esclavizados por la explotación laboral, en la calle y en la guerra, en el tráfico o turismo sexual, en el robo de sus órganos, etc.

Ahora bien, con todo esto no pretendemos ni minusvalorar la grave situación de la crisis que sufrimos en España y en el resto de Europa, ni “pesar pobres” a ver quien vale más. Solo queremos pro-vocar (llamar a) la atención para que nuestros acuciantes problemas en el Norte (aún) enriquecido, no impidan olvidarnos de la todavía más dramática situación que padece el Sur empobrecido, como África, America Latina y buena parte de Asia. Se trata de que tomemos conciencia que la verdadera fraternidad, solidaridad y justicia es con toda la familia humana, es universal e internacional, global. La ética o es fraterna, universal y mundial, cosmopolita o cae en un individualismo y corporativismo inhumano e insolidario. Además, conocemos más que de sobra que en nuestra era de la globalización, las propuestas y acciones solidarias, sociales y transformadoras, si de verdad quiere ser éticas y efectivas (liberadoras): deben ir la raíz de las necesidades y problemáticas sociales de nuestro mundo global; esto es, la injusticia y desigualdad planetaria, generada por el pensamiento único y sistema global del neo-liberalismo/capitalismo, hoy sobre todo financiero-especulativo. Efectivamente, el empobrecimiento del Sur y la crisis del Norte tienen su misma causa en la economía capitalista de casino (especulativa), hoy global,  impuesta por los amos del mundo. Es decir, empresas multinacionales y coorporaciones financieras-especulativas con sus ídolos del beneficio, el mercado y la competitividad a los que se sacrifica vida humana.

Este análisis que hacemos está presente en lo más significativo de la cultura y de los movimientos históricos. Tales como el movimiento obrero, de la mujer, el voluntariado solidario o los nuevos movimientos sociales, que han experimentado una actual confluencia y expresión trascendental en los Foros Sociales Mundiales, surgidos en Porto Alegre (Brasil). Es la hora, pues, de esta Alianza solidaria por la justicia  global contra el empobrecimiento y la injusticia en el mundo (el hambre, miseria y crisis sistémicas), generadas por el inmoral capitalismo. La erradicación del empobrecimiento (la pobreza cero) y otro es mundo es posible desde dicha globalización de la solidaridad y la justicia. Para que se termine así con el capitalismo y con cualquier otra injusticia, que impida la igualdad y la libertad. Es posible y es nuestra esperanza, porque además nos los muestra la historia.  Y es el  sentido y felicidad como fruto de esta solidaridad.

Agustín Ortega (Centro Loyola, Pobreza Cero Gran Canaria)

Lamentado terriblemente las noticias sobre la Cooperación Catalana.

La asfixia de la cooperación al desarrollo autonómica y local.


Ilusión ante la #Cumbresocial

Ayer tuvo lugar la “Cumbre Social”, una  actividad convocada por Comisiones Obreras y UGT a la que acudieron más de 150 organizaciones sociales.

De esta cumbre se desprende un manifiesto que, en esencia, rechaza los recortes y medidas de ajuste adoptadas por el gobierno recientemente y que tendrán sus efectos más visibles en la población más vulnerable.

He de reconocer que la cumbre, aunque ha tardado en llegar, ha venido en un momento en el que la movilización social y la unidad son indispensables. Al acabar, salí de la cumbre con mucha ilusión al ver, primero, la pluralidad de sectores, colectivos, movimientos y grupos con ganas de poner en común el trabajo que llevan a cabo y, segundo, por esa necesidad imperante que tenemos todas de cambiar de modelo.

La unidad y el apoyo mutuo.

La sociedad civil tiene que dar una respuesta contundente y conjunta. Cuando salgamos a la calle a reivindicar nuestros derechos, tenemos que mostrar que no somos sectores aislados ni sectarios pues, al fin y al cabo, lo que reclamamos es la responsabilidad del gobierno de proteger, respetar y promover los derechos humanos (los de todas las personas, más allá de nuestras fronteras).

  Pobreza Cero
@pobrezacero
«Quizás en el futuro seamos nosotros quienes tengamos que pedir ayuda al desarrollo a los países de más al norte» #cumbresocial

 

Estamos asistiendo a un debilitamiento de nuestros derechos civiles y sociales sin precedentes que, lógicamente, se está cebando con los colectivos más vulnerables. Pero no podemos ni debemos olvidar situaciones como ésta ya se han vivido en otros países, no hace mucho tiempo. Tampoco debemos olvidar que esto es algo que desde muchas ONGD llevamos muchos años denunciando.

Solidaridad, cooperación.

No cabe duda de que sí existen alternativas a las medidas aplicadas. Medidas que desde hace tiempo muchas personas vienen planteando: progresividad fiscal, impuesto a las transacciones financieras, redistribución de las riquezas, cuidado de nuestro frágil medio ambiente. También es fundamental el papel de la sociedad civil en esa propuesta de medidas alternativas ante las medidas de ajuste.

Nos debemos apoyar mutuamente. Reclamar los derechos humanos de todas las personas de este planeta. Son compromisos adquiridos y una responsabilidad que debemos seguir exigiendo que se cumpla. Pero para todas las personas. Dentro y fuera de estas fronteras.

Verónica Castañeda Blandón, Responsable de Sensibilización y Pobreza Cero


Una lucha de más de 30 años #CooperaSi #EsPosible

El 24 de octubre de 1970, la Asamblea General de la ONU habló por primera vez de la necesidad de que los países enriquecidos aumentaran de manera gradual su Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD) para así llegar, en pocos años, a la cifra del 0,7% del Producto Interior Bruto. Doce años después, España recogió esta propuesta como resultado de la campaña “Objetivo 0,7”, con la que colectivos como Paz y Justicia intentaron sensibilizar a la sociedad y a los políticos de la necesidad de lograr este porcentaje de ayuda pública para que se destine a la cooperación al desarrollo.

De este acuerdo han pasado ya 30 años y el 0,7 sigue siendo una utopía y un compromiso que los partidos políticos del gobierno de turno han ido modificando a su antojo. Lejos de ser justa, esta cantidad (ya desfasada, dicho sea de paso), sigue sin lograrse y continúa siendo un instrumento a expensas de la política de asuntos exteriores y comerciales. El gobierno de Aznar la dejó con un raquítico 0,23%, más tarde Zapatero trató de remontar llegando, en 2010, al 0,5%. Pero en este año, con la crisis como coartada y los ajustes como eufemismo, Rajoy la ha vuelto a situar en 0,23%.

El 0,7% es un objetivo político alcanzable y cuenta con el respaldo de los principales partidos políticos a través del Pacto de Estado contra la Pobreza y con un amplio apoyo social. Pero, en un momento como el actual, en el que retrocedemos a pasos de gigante y en el que sólo importa la prima de un tal riesgo, los que dicen Diego donde dijeron digo nos están devolviendo a la misma situación que se vivió con aquellas acampadas que pedían un compromiso real y no una cifra de referencia.

Es inevitable que la austeridad en el gasto público haga presión (a pesar de que hay países que frenan esta tendencia), pero también es obvio que el compromiso con la AOD ha sido, es y será posible y no necesariamente tiene que pasar por enfrentar a los pobres de Somalia con la pensión de nuestros abuelos*. No podemos aceptar esa guerra de pobres.

Fabiola Quintana Vega, Secretaría Técnica de la Coordinadora de ONGD de Canarias

*Al respecto, recomentamos la lectura de estos dos artículos que explican por qué se trata de una guerra de «pobres contra pobres».

  1. Margallo dice que mejor recortar en cooperación que en pensiones
  2. La nueva reforma de las pensiones supone un ahorro de 5.000 millones en diez años

Nos seguimos movilizando… 12 años más tarde #EsPosible

El 8 de septiembre de 2000, en los albores del nuevo milenio, 189 países firmaron La Declaración del Milenio. Esto supuso el compromiso de trabajar por la consecución de 8 objetivos (amenazados gravemente) que servirían para reducir considerablemente la pobreza en el mundo, promover y consolidar la paz y, por tanto, mejorar la vida de millones de personas. En realidad los 8 objetivos del milenio se refieren a derechos fundamentales, derechos que son inherentes al ser humanos por el simple hecho de serlo. Y, por lo mismo, son irrenunciables. Se pueden, se deben exigir en cualquier momento. Y, si tenemos en cuenta la realidad de la pobreza mundial, las tendencias de la Economía, los conflictos y desigualdades existentes, el reconocimiento de los derechos y la exigencia de su cumplimiento cobran, hoy, una importancia aún mayor. En este contexto urge que las personas sean lo primero.

 Hay realidades que sí han cambiado. En educación, por ejemplo, nunca ha habido un número tan alto de niños y niñas matriculados en la escuela primaria. La cifra es de un 40%. Pero los éxitos no nos deben hacer olvidar lo mucho que queda por hacer. Son el ejemplo de que, con voluntad política y participación social, construir un mundo más justo, inclusivo, donde la pobreza y las desigualdades desaparezcan, es posible.

Por eso, tenemos una oportunidad especial durante la Semana contra la Pobreza, que este año será del 15 al 21 de octubre. En este tiempo podemos ampliar la mirada hacia el resto del mundo. La Tierra es el hogar de todas las personas. La realidad nos afecta a todos. Reclamar nuestros derechos pasa por reclamar también los derechos de todas las personas, sin tener en cuenta su origen. Es intolerable que casi mil millones de personas pasen hambre cada día. Depende de los gobiernos, de la clase política, depende de las transnacionales, pero también depende de la sociedad civil, del compromiso que cada uno de nosotros quiera adoptar, en su vida, para con el resto del mundo.

Mientras haya una sola persona cuyos derechos sean vulnerados, será necesaria la movilización y la reivindicación de la ciudadanía. El próximo 17 de octubre es el día internacional para la erradicación de la pobreza. Es una oportunidad para salir a la calle, para dar a conocer otras realidades, para evitar que millones de personas caigan en el olvido y para exigir el cumplimiento de los derechos de TODAS las personas: es una cuestión de justicia.

Mª José Pérez de La Romana, Equipo de Sensibilización e Incidencia, Cáritas Española